Balance corto sobre un líder de izquierda: Pedro Castillo.
Comparto la opinión de nuestra socióloga Alejandra Dinegro, cuando advierte que la Izquierda peruana, ha logrado vivir la aspiración, de verse unida en torno a un candidato (Pedro Castillo),
Hay saldo en azul, que la docente citada, otorgue una clarinada de victoria política al mencionado candidato presidencial, porque no obstante, resultar enfrentado a todas las circunstancias y factores contrarios que venció, por ejemplo, ante los aliados y benefactores que tuvo la señora fujimori, obtiene el 50% de la votación nacional, y convence para que gran parte de las regiones del país, confíen en él, y somos testigos que la “Campaña Electorera” fue implacable y gota a gota, hasta llegar a manchar el amanecer del día de votación.
Luego, se obtuvo desde ya, una victoria de los sectores poblacionales que se sienten identificados con el Liderazgo de Castillo.
Y en cuanto aquellos, que pretendieron criticarlo en su perfil “tecnicista”, olvidan que las Organizaciones globales que tanto defienden, funcionan universalmente sobre la base sistémica de “equipos de trabajo”, no por individualismos personales.
Esta candidatura, tuvo también la virtud de demostrar que la mitad del país reclama un cambio profundo y real en esta Patria siempre olvidada, que reconoció y se identificó con este profesor rural; así como, condenó la corrupción que le quita el pan a sus familias.
Otra lección aprendida por resaltar fue, que el típico limeño de la capital, siempre votó a espaldas del Perú profundo, que termina identificado con los privilegios que el centralismo le otorga, sin reparar por la asfixia que les produce a los hermanos de las provincias.
El voto decidido por Castillo, más que un voto de izquierda, ha sido más un voto por la existencia humana misma, por la filosofía de sus vidas residuales. Y si no hubiera sido capaz de encender la esperanza en Castillo, se habría volcado en quien se involucre en un discurso marcado en la reivindicación de los sectores más excluidos.
Luego, Castillo ha efectuado aportes importantes, como elevar banderas dejadas caer por tierra. ¿Cómo no reconocerle el planteamiento de una Asamblea Constituyente que permita cambiar la Constitución Política del genocida alberto fujimori?, causante de la pobreza general más doliente de los 200 años que dicen ser “de la vida republicana”, y entonces, cuando llegará el día de bienestar del modelo de economía social del libre mercado, como debiera tenerse.
Finalmente por ahora, Castillo tuvo la virtud de hablar con gran sencillez, como lo hacen los maestros en su misión pastoral. Ese lenguaje que algunos llamaron radical, extremo, pero que en realidad se hizo espíritu en la población. Su propia imagen personal, reivindica las raíces y el rango de nuestra cultura y civismo en los peruanos auténticos que llevan en sus tierras originarias, resistiendo por más de 500 años. He ahí el ser andino, quechua hablante, aymara sin derechos, incomunicación rural. Castillo tuvo el acierto de representarlos, con su ejemplo, darles vida. Queda dicho, que nos dio resurrección.
Por: Alberto Quedas (JUN.2021).