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Esperanzas a constatar en el nuevo tribunal constitucional.

Por: Alberto Quedas (Jun.2021).

I.         SITUACIÓN ACTUAL DEL ENTORNO:

Por el sitial milenario del Perú y la necesidad prioritaria de un cambio de rumbo en el desafío actual de la Administración de su Desarrollo, a 25 años de funciones del Tribunal Constitucional, debemos significar un aporte relativo a la justicia nacional y la moral pública, aún, con sus limitaciones propias en la lucha contra la corrupción, los crímenes de lesa humanidad y la organización de la criminalidad en general.

Y es que, cercanos los 30 años del golpe de Estado por Alberto Fujimori, hemos asimilado que no basta la constitucionalidad amañada por las manos de un dictador, donde por ejemplo el Estado es ausente; pues esa manipulación constituye la real trampa, que lleva a usufructuar en forma ajena, las reglas de la Democracia, y desencadena la farsa de un Estado Constitucional, y el no ejercicio garantizado de los derechos y libertades para las mayorías de peruanos, siendo estos los auténticos hacedores de nuestra riqueza como país, y que por tanto, dignamente deben ser los depositarios de la distribución del bienestar económico y socio – cultural.

Somos conscientes que la Constitución, es la Ley de Leyes con Visión a seguir en bien del Pueblo, pero ésta de 1993, impuso sin ningún consenso, ni pacto social, el importado modelo neo – liberal, que encadena el Rol del Estado, no lo libera, sí pretendió perpetuarlo, sí desordena, sí permite la crisis institucional, la corrupción y la impunidad, y sí maniquea el miedo hacia el cambio societal. Mientras la sociedad civil no interesa material e impropiamente. ¿Cuál Economía Social de Mercado?. Si sus recursos naturales se condicionan a favor del postor más corruptor; por lo que sí bendice y hegemoniza la libertad total de la esfera privada, así mantenga una conducta reaccionaria. Es más, es el molde causal que no resultó solución para el país, sino que nos ha llevado a más retroceso, expresado dentro del nefasto Bicentenario al 2021.

Pero toda Democracia exige de todos nosotros, incluso de los grupos dominantes instalados, su estricto respeto y cumplimiento, por un fin superior del bien a todos los ciudadanos. Lo cual no se da. Sí se consiente, la informalidad empresarial para hacer trabajadores esclavos; sí se justifica que por conflicto de competencias no haya descentralización, que no seamos capaces de gastar en nuestro desarrollo inmediato, etc.

En tal orientación, la elección para conformar el flamante y próximo Tribunal Constitucional (TC), por parte del Congreso de la República del Perú, dentro de un entorno altamente complejo y con necesidad de cambio en el país, mueve y hace renacer la presencia y compromiso patrióticos de compartir esas grandes e históricas responsabilidades, con las que deben asumir los nuevos magistrados de dicho Tribunal, al lado del Pueblo peruano.

II.       RECOMENDACIONES

Con clara sabiduría, la actual titular del TC, Marianella Ledesma, ha recomendado lograr una mejor representación de este estratégico tribunal, en la etapa que viviremos con cara al próximo gobierno a ser consagrado, considerando en su configuración, a integrarlo con perfiles de competencias que dignifiquen esas funciones, reuniendo a sectores con todas las voces del país, con jueces ad hoc, y con voz y voto democráticos.

Así mismo, que dichos miembros puedan discutir y reflexionar temas trascendentes, como el de las comunidades ancestrales o pueblos originarios, destacando el de la implementación de la consulta previa.

Igualmente sugiere, retomar las reformas institucionales pendientes, como lo es la justicia inclusiva; y es que vivimos, posiciones políticas de la derecha en su conjunto que busca mantener su puesto de poder omnímodo en el control del Estado, sin inclinar su frente ante la polarización entre peruanos y la exclusión de las grandes mayorías de nuestra sociedad.

También, la distinguida líder constitucional, plantea que, en este contexto de crisis general, deben realizarse los esfuerzos necesarios para la incorporación en las labores del TC, de las sentencias estructurales, la protección de los derechos de grupos vulnerables, las deliberaciones públicas en la toma de decisiones del Tribunal, y de constituirse en un tribunal de precedentes sistémicos, no tan sólo en un tribunal de casos individuales.

Esperamos un Congreso de la República al nivel del momento histórico que se amerita, para su elección objetiva y con integridad.

¡Por razones de crisis social, moral y política,

Sí cambiar la Constitución Política!