Entre utopías de “reformas” y cambios revolucionarios agrarios
I. Introducción.
Vivimos el mes de abril, estación de la Literatura Peruana, grande en su diversidad cultural y riqueza espiritual de sensibilidad, que nos permiten conocer acontecimientos de interés social y volver a renacer en la memoria, la gratitud por el recuerdo a nuestros maestros: José María Arguedas, César Vallejo y José María Eguren, que nos potencian inmensamente como seres humanos.
En ese contexto de fidelidad, recientemente conversaba sobre el problema agrario en el Caso Peruano, como permanente proceso de reflexión en el ser patriota, con un Amigo y colega, residente en los Estados Unidos de Norteamérica. Todo transitaba bien, hasta que escuché de su propio testimonio, acerca de una realidad, casi en modo de confesión humana:
“ (…) trabajando para el gobierno del general Velasco, en Sinamos. me decepcioné de sus principios de honestidad; creamos la Central de Cooperativas para los agricultores de Ancash y lo tiraron al tacho, por no recomendar a los dirigentes sindicales asuman como gerentes.
El problema está en la ética y moral que describes, no existen ni las hubo; en mi equipo del Sinamos, nuestra función era educar al campesino, y cómo podrían producir más y comercializar su producción. Después de esta labor técnica, venían los que “adoctrinaban”, y les repetían que lo que nosotros le habíamos dicho no era así; incluso, nos iban a tender una cuartada y hacernos desaparecer. Desde ahí, perdí mis ideales socialistas. Esto me hizo irme del Perú y ahora veo, estas historias que me dan pena, cuánta gente a sido engañada para que un grupito se beneficie (…)”.
II. Análisis.
Ante tales dimensiones de lo declarado, corresponde una tarea de reflexión académica, de aproximación teórico – práctica a su evaluación y explicación, porque también, la agricultura cumple un papel fundamental en el crecimiento económico peruano y en la reducción de su pobreza rural; por lo que a continuación se presentará una posición, desde nuestro punto de vista independiente:
Reforma Agraria por Juan Velasco Alvarado (1969 – 1974):
Dicha reforma se enmarcó en un modelo de desarrollo histórico, que buscó definirse en la marcha misma del proceso, pero resultó trunco con la traición del dictador Francisco Morales Bermúdez Cerruti promovida por intereses internacionales del poder financiero mundial en contubernio con el gobierno estadounidense.
Aunque dicho modelo militar, no tuvo la validez teórica suficiente de configurarse operacionalmente; ni principalmente, de constituirse en un “proceso revolucio-nario”, dada sus limitaciones de origen político – social pequeño–burgués, y conforme lo conceptúan dos clásicos referentes de las Ciencias Sociales: Aníbal Quijano (es un modelo neo capitalista y neo imperialista) y Julio Cotler (es un modelo populista militar).
Si bien la Ley de Reforma Agraria (Decreto Ley Nº 17716),dispuso pasar del régimen de latifundios en las Haciendas familiares o grupos de poder, a un sistema de propiedad comunitaria de la tierra en manos de los campesinos, esta forma de redistribución no logró niveles de eficiencia y eficacia necesarios en su administración y explotación de la tierra, de los demás recursos, pero especialmente del campesino, como actor fundamental del cambio social. Faltó sustantivamente, la reglamentación de medidas procesales (Ejm. uso racional y productivo de la tierra), y producir un cambio cultural relevante en las Comunidades, que permitieran lograr el impulso de un desarrollo rural real en el país, en razón que:
a. La ejecución de la Reforma Agraria no incluyó la participación concreta de las propias Comunidades beneficiarias, que fueron sus mayores convidadas de piedra (“todo por ellas, aunque sin ellas”). Lo cual conllevó a que las relaciones entre Estado y Comunidades, no fueran consecuentes.
b. La redistribución de la propiedad de la tierra no cumplió con sus fines previstos. Hubo despojos y concentraciones, propietarios distintos a la Comunidad y autoridades “flexibles” y no reparadoras. Hoy mismo (2022), en las comunidades de la provincia ayacuchana Páucar del Sara Sara, la cervecería “Cristal” de Lima monopoliza la venta encarecida de sus productos, como añeja costumbre latifundista, del acaparamiento territorial en desmedro del empobrecimiento de la población de Ayacucho y de las producciones regionales vecinas, como las de Arequipa y Cusco, a vista y paciencia del INDECOPI y de las Municipalidades, competentes al caso.
c. Por lo que a pesar de las 1,200 empresas asociativas o cooperativas resultantes, no se eliminaron los restos del arcaico orden colonial imperante y sus subsecuentes formas indirectas de explotación (La tierra no fue para quien la trabaja). De modo que son temas estratégicos por resolver:
Ø El fortalecimiento de Políticas Agropecuarias con enfoques preventivos, correctivos y optimización de la administración organizacional y cultural del sector de Desarrollo Agrario y Riego y del Campesinado.
Ø La explotación y control de los tipos de sistemas de producción por proyecto o bajo pedido, por lotes o intermitente, en masa, y por flujo contínuo o lineal.
Ø La productividad agrícola, especialmente en la selva (-0,2%) y en la sierra (0,2%),
Ø En la costa, soluciones para el abastecimiento del agua, combatiendo la irregularidad de las descargas y/o tardanzas de las lluvias de la región de los contrafuertes andinos.
Ø Las limitaciones de fragmentación y asociatividad de sus productores y comercializadores individualizados,
Ø La reducción del impacto del calentamiento global y los factores climáticos internos,
Ø Implementar acciones contra la degradación del suelo, como la erosión, la pérdida de carbono orgánico, la salinización, la compactación, la acidifica-ción y la contaminación química,
Ø Reducir la erosión del suelo, previniendo el pastoreo excesivo, evitando la tala y quemado de árboles en laderas empinadas, recuperar las tierras que han sido minadas y dinamitadas, usar barreras para prevenir la escorrentía y la erosión del suelo en sitios de construcción.
Ø La cautelación y corrección de la deforestación acelerada,
Ø El uso de la tecnología e infraestructura derivada, y
Ø La especulación en los precios de la tierra.
Sin embargo, socialmente, la pobreza de los campesinos ha sido la cara del campo peruano, causada por una constante crisis, en la que se explota al campesino con una agricultura que sólo benefició a los grandes hacendados, intermediarios e inversionistas extranjeros.
Por lo que es importante, evaluar y solucionar con prevención y ejecución de oportunidades de empleo y formación técnica y universitaria, el desplazamiento masivo de la mano de obra agrícola por efecto de mayores niveles tecnológicos, especialmente de las generaciones jóvenes que vienen demandando un destino mejor.
Tenemos potencial grande para el cambio, más en una etapa de cuarentena que implica crisis alimentarias, reforcemos optimizando:
Ø El cultivo del arroz (19%), maíz amarillo duro (14%), papa (13%), maíz amiláceo (10%), trigo (7.5%), cebada grano (7.4%), entre otros.
Ø La utilización de los tractores autónomos, los drones agrícolas, la mejora de la genética vegetal o el explorar otras formas de cultivo (como el vertical o en ausencia de suelo).
Ø La digitalización de los procesos claves, como el de creatividad e innovación.
Ø La inversión en sistemas que organicen y faciliten las etapas productivas, como el de modelado.
Ø La adquisición de maquinarias y sistemas de generación última.
Del “SINAMOS” (JUN.1971 – JUL.1977):
El Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), fue una entidad estatal creada por el gobierno velasquista, para profundizar la “revolución” organizando a los diversos sectores sociales y canalizando el apoyo popular, a objeto de estimular la intervención del pueblo peruano, a través de organizaciones autónomas, en todas las tareas encaminadas a resolver los diversos problemas que afectan a hombres y mujeres del Perú.
SINAMOS promocionó la participación social en las organizaciones de base (léase también, en las cooperativas de producción y las sociedades agrícolas de interés social-SAIS), debiendo vertebrarse en el sistema del pueblo mismo, pero que significó únicamente en la práctica concreta, la despolitización de las masas populares, que quedaron desguarnecidas y bajo la omnipotencia de un Estado prevalente.
Otras deficiencias que tuvo esa etapa “revolucionaria”, es que todo cambio socio-político demanda transformar su Cultura Organizacional, su Desarrollo Ético-Moral y su Política y Estrategias de Formación y Productividad; aspectos de los cuales se careció institucionalmente.
La reforma velasquista trajo como consecuencia, la insurgencia de una izquierda radical que estuvo vinculada a las huestes extremistas de Sendero Luminoso, la misma que se infiltrara en SINAMOS y que insurgió oficialmente en MAY.1980. Estos grupos serían los responsables de los excesos que denunciara mi apreciado amigo interlocutor.
Es necesario decir, que más allá de las ideologías políticas engañosas, existieron y persisten en el Perú, grupos políticos de todo plumaje, que son incapaces al sólo buscar, alcanzar sus intereses particulares, sin consideración del bién común, evidenciando su carácter amoral y anti-ético de su gestión. Mientras peruanos descalzos, levitan sin resurrección al no poder comer un pan, negado por un Congreso de la República indiferente al no haberlo incluido en la canasta básica familiar, para los efectos del retiro del IGV.
Segunda Reforma Agraria de Pedro Castillo (2022):
“Estareforma agraria busca ubicar a la agricultura en el lugar que le corresponde. El Estado garantizará préstamos, semillas de alta calidad, tecnificación, apoyo para impulsar la producción agraria, y facilidades a los agricultores. El Gobierno no puede gestar programas que lucren con la alimentación del pueblo y entreguen un embolsado al niño que está en la escuela, en vez de comer su propio producto. No más en el Perú, más de 900 mil internos en las cárceles y el Estado les garantice desayuno, almuerzo y cena, mientras nuestros niños no tienen una alimentación real (…).
Esta reforma será sinónimo de prosperidad, de bienestar de las familias del campo, de generación de ingresos y generación de empleo. Es decir, se debe convertir al agro en un pilar fundamental del desarrollo nacional”.
Los nueve ejes estratégicos de gestión de la Segunda Revolución Agraria son: (1) Seguridad Alimentaria,
(2) Asociatividad y Cooperativismo,
(3) Infraestructura hidráulica,
(4) Servicio Civil Agrario-SECIGRA,
(5) Industrialización rural,
(6) Mercados de productores y compras estatales,
(7) Articulación intergubernamental e intersectorial en el territorio,
(8) Repoblamiento ganadero, y
(9) Crédito desde un banco de fomento agrario, al servicio principalmente de la agricultura familiar.
Queda en esta Reforma Agraria, la Responsabilidad Social del Gobierno actual, habrá tiempo para pronunciarnos sobre este tema vital del Perú, al que sí debemos Amar de verdad. No más engaños, que la semilla buena dé sus frutos. Evitemos que los jóvenes pierdan sus Ideales.
Muchas Gracias por su amable lectura.
Por: Alberto Quedas (ABR.2022).