CAPÍTULO XII – SOBRE POLÍTICA ANTICORRUPCIÓN

La corrupción no es un problema de mediocridad jurídica o policíaca,  sino de génesis política. En una sociedad neoliberal como la nuestra,  donde el culto máximo es hacia la propiedad privada y la rentabilidad  económica, bienvenidos sean todos los delitos en aras de ese objetivo.

El neoliberalismo está diseñado para facilitar el saqueo y la explotación  de los pueblos en base a las leyes del libre mercado, oferta y demanda, obligando a la sociedad a convivir inevitablemente con la corrupción.  La propiedad privada es la antesala que pauta todo y la corrupción es el nuevo terrorismo de Estado, no hay institución pública o privada que  no esté involucrada y es la principal causa de la pobreza y  subdesarrollo del país.  

Fréderic Bastiat postula: “Cuando el saqueo de convierte en un modo  de vida para un grupo de hombres que viven en sociedad, estos crean  para sí mismos, en el transcurso del tiempo, un sistema legal y un  código moral que lo autoriza”. Así se justifican los saqueos ungidos de  aparente moralidad, aunque no puedan ocultar del todo la existencia de  leyes inmorales pero legales y anhelos morales que son ilegales o  alegales. 

Esto nos permite concluir que si no cambiamos el modo de producción  en el país la corrupción seguirá campeando y este intento pasa por el  cambio de Constitución política. Lo que propondremos líneas abajo  constituyen meros intentos para disminuir su incidencia. 

Descentralización económica, fiscal y tributaria. El gobierno central  en su política centralista sigue asignándose anualmente el 70% del  presupuesto nacional, haciendo que el 30% restante sea dividido entre  los 25 gobiernos regionales y las 4,385 municipalidades (196  provinciales, 1,655 distritales y 2,534 de centros poblados), en todo el  país.  

Existe una relación directamente proporcional entre la concentración  económica y la corrupción, donde existe mayor economía existe mayor  corrupción, por ello que los casos emblemáticos en las últimas décadas han envuelto a más de cinco presidentes de la República, dos presos en el Perú, un preso en el extranjero, un procesado y otro suicidado.  Frente a este panorama la descentralización de la economía constituye  una alternativa para disminuir la corrupción gubernamental central. 

Prohibir financiamientos de campaña. Cualesquiera que sean sus  fuentes ningún partido debe ser financiado para su campaña excepto  por sus militantes. El Estado socialista está en la obligación de abolir  los aportes ilegales al demostrarse que este aporte se devuelve con  creces mediante comisiones que salen del presupuesto de la obra  estatal licitada. Por ello la campaña debe limitarse a la mera exposición, polémica y debate sobre sus propuestas partidarias garantizados por el  Jurado Nacional de Elecciones. 

Lo ocurrido en el país con el caso Keiko Fujimori que, tras las  investigaciones y delaciones, se llegó a descubrir que recibió dinero  ilícitamente de Dionisio Romero Paoletti (3 millones 650 mil USD),  Rassmuss Echecopar (3,4 millones USD), Confiep (2 millones USD),  Odebrecht (1 millón 200 mil USD), Intercorp (378 mil USD), José  Chlimper (266 mil USD), Minera Volcan (260 mil USD), Minera  Buenaventura (200 mil USD), Alicorp (200 mil USD), Capeco (240 mil  USD), de Víctor Rodríguez del Grupo Gloria (200 mil USD), Ferreycorp  (100 mil USD), entre otros, ponen en evidencia que esta es una práctica  habitual de las empresas sobre la compra de candidatos a la  presidencia, gobernación y alcaldías, sobre todo en quienes en su  jurisdicción cuentan con recursos económicos o importantes  yacimientos.  

Publicación de los TLC y los Contratos Ley. El Estado debe crear  un portal virtual o página web donde exponga los contratos  mencionados, porque el pueblo debe participar del conocimiento y la  vigilancia de estos tratados, porque además de ser ventajosos para las  transnacionales y no poderse revisar sus cláusulas, incumplen sus  obligaciones contractuales, siendo un doble golpe al país. Mientras no  se publiquen estos contratos los mismos seguirán gozando de una gran  dosis de clandestinidad, favoreciendo a la corrupción. 

Consulta a los pueblos con carácter vinculante. Debemos reponerle al pueblo comunal campesino y nativo el derecho de propiedad a su  suelo, su subsuelo y el derecho a la autodeterminación. Los resultados  de la consulta previa a las comunidades, antes de vulnerar su hábitat, deben tener la categoría vinculante, es decir, de obligatorio  cumplimiento por parte del Estado, la empresa privada y la propia  comunidad, para garantizar la paz social.  

Es la corrupción que se permite cambiar la estructura administrativa del  Estado, creando, facilitando, modificando, derogando, etc., las leyes y  normas comunales para obtener réditos económicos violentando sus  derechos. La corrupción debe considerarse una amenaza para la paz  nacional y mundial, razón por la cual el cambio constitucional es vital. 

Imprescriptibilidad de delitos de corrupción. Si bien esta medida  constituye un avance para el país en materia de lucha contra la corrupción, debemos estar pendientes para que no sea derogada o  tergiversada su espíritu, por el contrario, solo debe modificarse para su  perfeccionamiento, pero debemos tomar en cuenta que la misma puede  ser utilizada como un elemento de persecución política, mientras  tengamos un poder judicial neoliberal, para lo cual se tendría que tomar  algunas precauciones.  

Reorganizar el OSCE. Es lamentable que el Estado peruano pierda en  el Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado (OSCE) más  del 90% de los arbitrajes en claro beneficio del empresariado privado,  no solo dándoles la razón injustamente, sino además indemnizándolos  con montos astronómicos, previo soborno y corrupción. Esta cadena de  corrupción comienza en el OSCE, órgano dependiente del MEF, y  concluye en el funcionario del ente gubernamental que tiene que  efectuar el pago. No solo debe ser reorganizado, sino también descentralizado.  

Simplificación administrativa en gestión pública. Cuanto más  control administrativo burocrático, más eslabones favorables para la  corrupción, pues cada eslabón actúa como una “garita” de peaje para  la burocracia corrupta. En cada paso administrativo se coimea, se  crean tarifarios, se prestan al chantaje, se aceleran o dilatan los  trámites “premiándose” la agilidad. La simplificación administrativa ha  reducido y agilizado llegar mejor a los objetivos del Estado.  

Eliminar sueldos dorados del Estado. Se pagan altos sueldos a  funcionarios públicos so pretexto que “si están bien pagados no se van  a corromper” cuando este proceder es en realidad un soborno oficial y  corruptor de conciencia a quien debiera administrar el Estado en base  a valores, lejos de la compensación económica. El contralor de la  República es quién debiera liderar esta iniciativa, sin embargo, su  sueldo duplica al del Presidente de la República, debiendo corregirse y  además eliminar todos los sueldos dorados mencionados en el capítulo  precedente a este. 

Eliminar la inmunidad política. Existen cuatro tipos de inmunidad, al  arresto, al proceso judicial, el derecho al antejuicio político y la no  procedencia de investigación frente a un delito no concluido por la  comisión investigadora del Congreso. Bajo este escudo se blindan  congresistas, jueces supremos, fiscales supremos, vocales supremos,  ministros de Estado, miembros del Tribunal Constitucional, Defensor  del Pueblo, Contralor de la República, directores del Banco Central de Reserva, altas autoridades de la Iglesia católica, superintendentes,  además del presidente de la República. Esta inmunidad en varias  ocasiones ha sido un privilegio que buscan los corruptos para no ser  juzgados ni arrestados, blindando a narco congresistas, violadores,  evasores de impuestos, lavadores de activo, etc. 

Contraloría especial para empresas privadas. La Contraloría  General de la República es dura con los funcionarios públicos, pero  blanda con el empresariado privado. En realidad, las empresas  privadas son el principal elemento corruptor del Estado, bajo la premisa que ningún empresario hace fortuna con su dinero, sino con dinero  ajeno, generalmente del Estado, por lo que debe crearse un ente  contralor para fiscalizar el sector privado. No hay corrupto sin corruptor,  debe atacarse el binomio y no premiarse unilateralmente a uno y  condenar al otro. 

Abolir licitaciones internacionales escudadas por inmunidad  diplomática. Este mecanismo fue creado para burlar y evadir la ley de  contrataciones del Estado, la fiscalización, las obligaciones laborales, y  el encausamiento jurídico, etc., de empresas que fungen de  extranjeras, pero su personal operario es peruano. Una forma abierta  de corrupción, apadrinada con la venia del Ministerio de Economía y  Finanzas. 

Ningún funcionario debe beneficiarse con leyes emitidas por su cartera. Un ejemplo claro de este proceder corrupto se dio al crearse  las AFP donde varios funcionarios, incluyendo al ministro de Economía  y Finanzas, crearon sus propias AFP. Cuando se hicieron los grandes  proyectos de irrigación en la costa, los funcionarios, vía testaferros,  compraron los terrenos que se beneficiaban directamente con dicho  proyecto. Otros emiten leyes en beneficio del sector privado  beneficiando a sus propias empresas como universidades, clínicas,  constructoras, etc.  

Policía autónoma del poder político. Actualmente la PNP se  encuentra politizada y en un falso academicismo donde los ascensos  se dan por vara política o estudios de post grado que muchas veces  nada tiene que ver con la especialidad policial. Los ascensos debieran  darse por méritos frente a crímenes resueltos, brindarle mayor  autonomía frente al poder político y fortalecer sus mecanismos de  control institucional.

Sistema de concesiones del Estado entregado a privados. En  nuestro país se ha creado un organismo perverso llamado  Proinversión, estamento encargado de vender al mejor postor las  empresas, recursos estratégicos, bienes y servicios del Estado, sin  previa consulta a los pueblos o en contra del deseo de estos,  amparados en la Carta Magna fujimorista han conllevando al  enriquecimiento de un pequeño grupo empresarial y político, en  detrimento de la mayoría, generando nuevas capas y afianzando las  clases sociales en base a la desigualdad.  

Para garantizar la consumación de la concesión en varias ocasiones el  Estado ha impuesto por la fuerza sus contratos ley, ordenando el  genocidio de los pueblos que resisten la intromisión, como lo ocurrido  en Conga, Espinar, Las Bambas, Bagua, Tía María, etc., reprimiendo a  las comunidades que defienden su territorio, favoreciendo el daño medio ambiental e imponiendo la minería sobre agricultura y el agua, la  empresa sobre el pueblo, el mercado sobre el hombre. La mayoría  afectada se empobrece mucho más cuando el recurso no renovable se  agota, así pasó con el guano, la pesca, el caucho, el mercurio, entre  otros.