Por: Alberto Quedas (FEB.2022).
I. Introducción.
Un apreciado amigo residente en el extranjero, me comunica:
“Qué lamentable para los peruanos honestos que esté circulando por las redes este mensaje, elaborado por una periodista profesional norteamericana”:
«Peru sólo sirve para pasear no para vivir, y mucho menos para trabajar o hacer negocios». Peru tiene un cáncer social innato, arraigado en el ADN de sus habitantes, que saca a flor de piel la miseria, el hambre, el egoísmo y la desesperación por el dinero, y nos ven a los extranjeros como una fuente de ingresos de un solo uso. Ese cáncer se llama “la ley del más vivo”.
“El peruano no ve más allá de sus narices y no se da cuenta del beneficio de establecer negocios íntegros y constantes, donde el extranjero regrese y recomiende una y otra vez ese servicio o producto”.
Finalmente, como justificándose, agregó:
“Base para escribir mi publicación: Todo esto no me lo contaron, lo viví en carne propia, soy una periodista profesional graduada de unas de las mejores universidades del mundo, por lo que no podría ser tan irresponsable para hablar sin una fuente de información confiable. Mi experiencia de vivir en Perú un año y medio es lo que he transmitido en este mensaje”.
II. Comentario.
Debo decir, que dicho “artículo” me causa indignidad patriótica, más cuando recuerdo mis inicios vocacionales en los estudios de Periodismo, por esto duele y sangra mi corazón, por lo que sólo diré sobre esos dos párrafos precedentes iniciales, lo siguiente:
Es un garabato sin tunantada de una “profesional sin vida de la información”, por sólo imitar al conquistador yanqui. De mensaje equivocado, letra agraviante por irreal, siendo fuera de muestra cierta. Sus resultados presentados no son validos ni fidedignos.
Quien es arriero por usar la tracción humana, no vale para transportar mercancías de valor. Pues no sabe liberarse ni de su extracción original, ni de su condición de clase social dominante.
Sencillamente, no reúne las características periodísticas objetivas e independientes, ni responde a un motivo verdadero (es más falso que los miles de intis en carretilla de nuestros salarios de García en 1986). Decir, que son escritos experimentales, contradice una experiencia de casi 80 años vividos en mi amada patria, nuestro Perú y más de medio siglo en el ejercicio de las Ciencias Sociales.
Revisemos un fallido “aterrizaje” sin paracaídas, cuando enuncia: “Perú tiene cáncer social innato: es la ley del más vivo”.
Cuando se dice que los peruanos congénitamente pretenden ser los más vivos contra los extranjeros, deviene en mucha bolsa para tan pobre contenido. Diríase mejor, que esa ley es del ámbito universal y proviene del orden de dominación que ejerce el poder financiero global, conducido por los intereses de Estados Unidos de Norteamérica (¡Go yanquis!) sobre los países de menor desarrollo económico-social. Luego, su dirección histórica es al revés, viene de fuera y va hacia el interior, y no recibe un sentido contrario.
Que “la ley del más vivo”, como característica de la personalidad peruana como población nacional, no es natural, ni innata, sino inducida por las políticas y estrategias impuestas por dicho poder financiero, en términos del manejo de la pobreza y miseria estructurales (Trato desigual en el comercio internacional de “inversiones salvadoras” versus riquezas naturales, materias primas; alimentación insana; educación sin calidad y de desapego a la realidad concreta inmediata; subsistencia sin salud, menos previsional; etc.).
La ineptitud moral y la corrupción sistemáticamente conductuales son creadas periféricamente desde el extranjero con impacto en la población nacional del país con relación de dependencia-dominación, como un mecanismo de control adicional del sistema neo-liberal, hacia la población pobre precisamente, con lo cual se afectan los niveles menos favorecidos y más discapacitados.
De tal forma que, en esas precarias y violentas condiciones de vida, creadas por intereses contrarios, se les educa con la ideología prevalente de “sálvese quien pueda, sin importar la cabeza de quién se deberá pisar” (Idem, Alberto Fujimori, pisoteando a cuanto decano o competidor postuló al cargo de rector de la UNALM).
En ese orden sistémico planificado, nada queda al azar, desintegrado o sin control, como sucede con la creación de “empresas, servicios o productos”, a su medida de explotación e ideologización de dominación, con la imposición de creencias destinadas a convencer que la vida es dinero, harto dinero sin límites. De suerte que se nos empuja, y no debemos permitirlo, para no acabar desfigurados, cual gusanos parasitarios por el dinero.
Profundamente agradecido por su lectura liberadora.