El golpe de estado del 5 de abril de 1992
Se cumplen 30 años del llamado “autogolpe” de la dictadura de Alberto Fujimori, pero que constituyó un golpe de Estado, porque debe rechazarse el supuesto que el Poder Ejecutivo es el único componente y el verdadero poder estatal. Quienes vivimos y sufrimos ese decenio, aspiramos al divulgar este golpe, que nunca más se repita en nuestra Historia del Perú. La posibilidad de una actitud serena y de dialogo siempre serán apuestas necesarias a toda democracia.
Pero ya el año anterior (DIC.1991) Fujimori, era el autor mediato de lo ocurrido en la masacre del jirón Huanta N° 840, de los “Barrios Altos”, en que el grupo para-militar “Colina” (1980-1990), dirigido por el mayor E.P. Santiago Martín Rivas, asesinó a quince (15) personas, entre ellas un niño, que se encontraban reunidos en una fiesta vecinal. Siendo otros autores responsables: Vladimiro Montesinos y los ex generales Nicolás Hermoza Ríos, Juan Rivero Lazo y Julio Salazar Monroe.
Incluso, quienes conocimos directa o indirectamente a Fujimori, recordamos una característica de su personalidad: la de un sagaz calculador en la acción (de quienes que no dan puntada, sin tener hilo). La misma que fue potenciada al juntarse con Vladimiro Montesinos, por lo que debe estimarse que dicha dictadura estuvo planificada, al punto que la misma captura deAbimael Guzmánen 1991 fue postergada por cálculo político particular (incluyendo el apresamiento del Comité Central del “Partido Sendero Luminoso” y del cuadro conocido como “Feliciano”, sabiéndose que la pacificación interna era la principal necesidad nacional, en esa época del terror.
Igual maquiavelismo, según indicadores, hubo en la malintencionada acreditación por la dación de un golpe de Estado, proceso ya en ciernes, que buscó revelarse en la situación del país, que asumía la grave crisis hiper-inflacionaria y secuelas de violencia, dejadas sin resolver por Alan García, la misma que fuera maniobrada a fin que agravándola presente la excusa inherente a dicho golpe a los Poderes Públicos y demás instituciones nacionales.
Además, el actual reo Fujimori usufructuó la zozobra y angustia de la población ciudadana para someterla a la condición de súbdita. Con lo cual después, con su sociedad corrupta con el narco-tráfico le permitiría disponer de fondos para algunas obras públicas que le permitirían controlar lealtades en sectores pobres, y a continuación, poder reclutar adherentes, negociar metas y alianzas políticas.
Dicha tormenta política, tuvo la conducción de la asociación de Fujimori y Montesinos, que marcó autoritarismo y persecución en búsqueda del poder, con reelecciones fraudulentas, la apropiación de medios de comunicación, la compra de votos, el acoso a periodistas y la persecu-ción de quienes no estaban de acuerdo con el Gobierno.
Lo cual comprometió al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y especialmente al Servicio de Inteligencia Nacional – SIN, cuya misión se llevó a un primer orden de prioridad en el sistema de seguridad del país.
Este régimen tuvo entre sus impulsores, las influencias ideológicas del neo-liberalismo y de la extrema derecha interna.
Ese 5 de abril, se anunció la disolución de todos los Poderes Públicos del Estado, y rememoramos que el Partido Cambio 90, no tuvo mayoría parlamentaria, necesaria para ejecutar las “reformas económicas” y las “luchas antiterroristas” y que ya estaba siendo investigado por violar derechos humanos, corrupción, apropiación de medios, entre otros supuestos delitos.
Era el cálculo “perfecto”, sin fiscalización, ni sanción judicial, para lo que planeaban hacer con el país; en esto último, cabe recordar un caso vivido con el probo juez César Díaz Gutiérrez, joven y ejemplar líder en los “Barrios Altos” del Cercado de Lima, quien al no aceptar hipotecarse con soborno montesinista (Hubo hasta Planillas mensuales de pago adicionales a funcionarios del poder judicial), fue torturado, asesinado y difamado en su buen nombre, todo quedó impune, sin justicia alguna.
Incluso, el 13.NOV.1992, hubo un contragolpe de Estado, liderado por el general retirado, Jaime Salinas Sedó, en contra de la dictadura fujimorista, pero resultó fallido. Luego, se continuó usurpando el total de funciones del Estado peruano, con lo cual se vulneró derechos, como los de las minorías políticas, violaciones graves de los derechos humanos, persecución criminal a los opositores políticos, y el mayor desfalco y fraude al Estado, que consta en la Historia de la República.
Si algo debe connotarse sobre este golpe de Estado, es que originó la concentración de poder, la abolición del Estado de Derecho, el avasallamiento de las instituciones; así como, una sistemática corrupción y un régimen de impunidad para bárbaras violaciones de derechos humanos.
Desde el 19.NOV.2000, en que se informó que Fujimori, dejaba la presidencia del Gobierno peruano, desde su otro pasaporte extendido por Japón, esta Patria intenta reconstruir una democracia cuyo modelo libere la influencia de esos 30 años de inequidad, autoritarismo, degeneración pública, corrupción e impunidad.
Muchas gracias por su estimada lectura.
Por: Alberto Quedas (ABR.2022).