CAPÍTULO VIII – SOBRE POLÍTICA MEDIO AMBIENTAL

La defensa y conservación del medio ambiente constituye para el  socialismo una de las columnas donde se sostiene a diferencia  diametralmente opuesta del neoliberalismo.  

Zonificación económica ecológica (ZEE). Las regiones deben  elaborar con autonomía real su propia ZEE, sin injerencia del gobierno  central, demarcar sus áreas protegidas e intangibles, sus áreas  hídricas, agrícolas, de residuos sólidos, de recursos naturales  explotables y no explotables, etc., bajo el control ciudadano. Para  preservar las áreas protegidas, deben garantizarse presupuestos para  vigilantes, guardabosques, guardaparques, vehículos y comunicación. 

Tala ilegal. Deben descentralizar facultades y competencias a los  gobiernos subnacionales, regionales y municipalidades, para luchar  contra la tala ilegal e indiscriminada, las mismas que deben operar bajo  el control ciudadano. Las penas deben aumentarse a los infractores,  frente a las penas paternalistas de hoy. En la actualidad el 25% de la  selva amazónica peruana ha sido deforestada. 

Narcotráfico. La lucha contra esta amenaza mundial debe ser más  contundente, puesto que convierte los terrenos fértiles en eriazos,  contamina las tierras y el agua, deforesta la selva construyendo  aeropuertos, helipuertos, carreteras, etc., sin fines sociales, liquida la  flora y la fauna silvestre, contamina los aires, eleva el costo de vida y  trae sicariato. 

Nuevo Currículum Regional sostenible. Documento que den  incorporar mayor sensibilización respecto al cuidado del medio  ambiente, creando hábitos, valores y principios sostenibles. Este  trabajo debe complementarse con la participación activa de los medios  de comunicación del sector estatal y privado estableciendo la difusión de spots gratuitos a favor de la vida sostenible como contribución a sus  obligaciones sociales. 

Plantas de procesamiento para residuos. El tratamiento de los  residuos sólidos y líquidos deben ser garantizados por cada gobierno  regional y municipal de manera obligatoria. La razón del por qué ha  fracasado esta política actualmente es porque el gobierno centralista  no garantiza presupuestos para este fin y deja a merced de los  gobiernos subnacionales toda la responsabilidad.

Prohibición de privatizar el agua. La nueva Constitución debe  prohibir de manera taxativa la privatización del agua, como lo refrenda  las constituciones de Ecuador y Bolivia. En nuestros países se han  empoderado las juntas de aguas o de riego, habiéndola privatizado en  la práctica, para seguir controlando a la gente, a los campesinos, bajo  el chantaje de ser sancionado si no asiste a una marcha política, bajo  amenaza de multa y corte de agua. La nueva Constitución debe buscar  liberar a los pequeños campesinos, no solo de malos empresarios, sino  también de malos dirigentes. 

Sobre el extractivismo. Debemos poner en claro la lucha contra el  ecologismo oenegero o el medioambientalismo fundamentalista, que  creen que superar el extractivismo es dejar de aprovechar nuestros  recursos naturales no renovables. Un país como el nuestro, que no  tiene empresas ni industrias, solo tiene la oportunidad de salir del  subdesarrollo gracias al extractivismo sostenible y responsable como  alternativa ante el extractivismo neoliberal irresponsable e insostenible. 

Contaminación ambiental. Los países suramericanos no somos  grandes contaminadores, somos contaminadores marginales, pero  para filosofía del ecologismo neocolonial nuestros países lo son. En  realidad, los países altamente industrializados a nivel mundial, nos  deben el eterno cuidado medioambiental, porque mientras los países  norteamericanos, europeos y asiáticos, generan industrias y  contaminación, nosotros oxigenamos el planeta. Paradójicamente, el  producto industrial de las grandes potencias se nos vende al  tercermundo, mientras que el oxígeno producido por el tercermundo no  se vende a las potencias en mención.